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La propia naturaleza del servicio de carsharing, con sus préstamos por periodos cortos y sus características sostenibles, representan un servicio de movilidad altamente atractivo para la incorporación del vehículo eléctrico, cuya autonomía permite satisfacer las necesidades de desplazamientos urbanos. Además, la modalidad de uso bajo alquiler permite eliminar una de las grandes barreras no tecnológicas que tienen a día de hoy los eléctricos y que dificulta su penetración de forma masiva en el mercado, su elevado precio de adquisición. Aunque cada vez más se reduce este precio debido al desarrollo de las baterías y al aumento de su demanda, originando un leve bajada en los costes de fabricación, la entrada en funcionamiento de este tipo de vehículo en un sistema de carsharing daría la posibilidad al usuario final de disfrutar de él, evitando un importante desembolso tanto en su compra como en su mantenimiento.

En la relación entre el vehículo eléctrico y el carsharing no debe verse al primero como una mera herramienta más de trabajo para el segundo, sino todo lo contrario, ambas soluciones son la respuesta a un grave problema que afecta a todas las grandes ciudades y va en aumento, la elevados niveles de contaminación y la congestión urbana. El coche compartido surgió allá por 1948, mientras que el primer coche eléctrico data del Siglo XIX, sin estar exactamente definida su fecha de invención. Aunque entre ambos conceptos haya una diferencia de más de cien años, los dos comparten en esencia muchas características, como por ejemplo:

– Nacen como una solución para mejorar la movilidad.

– Tienen una naturaleza respetuosa con el medio ambiente en comparación con los métodos a los que vienen a sustituir.

– Necesitan el apoyo de la Administración y una mayor concienciación de la población.

– Disminuyen la emisión de partículas contaminantes, ya sea la ausencia de ellas (VE) o por la reducción de focos de emisión (carsharing).

– Suponen un importante ahorro económico para aquellos usuarios con determinadas necesidades.

– Reducen el gasto energético basado en combustibles fósiles.

– Promueven un estilo de vida sostenible.

– Proporcionan comodidad y sencillez a sus usuarios, debido a la mayor fiabilidad de los VE o al «todo incluido» de los servicios de carsharing.

 

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Por todas estas características, el entendimiento del carsharing con el vehículo eléctrico es máximo, motivo por el cual la mayoría de empresas de carsharing están adoptando poco a poco el coche eléctrico en su flota. Conlleva menores gastos, potencia la imagen sostenible, ayuda al medio ambiente y reciben ayudas institucionales. Los servicios de carsharing urbanos tienen un futuro en común con el coche eléctrico. Para entender mejor la comparativa entre el carsharing eléctrico y el tradicional, aquí resumimos las ventajas y desventajas que el primero tiene sobre el segundo:

 

Ventajas del carsharing con VE respecto al carsharing habitual:

– Reducción de emisiones contaminantes y ruidos.

– Ahorro en el uso diario por el menor coste de la electricidad en comparación con el combustible.

– Imagen más sostenible, moderna e innovadora.

– Reducción de tiempos muertos y gastos por mantenimiento.

– Facilidad para controlar en tiempo real el estado de la carga y su tipo.

 

Desventajas del carsharing con VE respecto al carsharing habitual:

– Mayor coste de la inversión inicial.

– Necesidad de infraestructura de recarga.

– Uso meramente urbano.

– Costoso cambio de batería al finalizar su ciclo de vida.