carsharing bluemove

De un tiempo a esta parte, nuestras ciudades han vivido un gran aumento en los niveles de tráfico y en las tasas de motorización, llegando a tener un sistema de movilidad basado principalmente en el vehículo privado. A medida que crece el uso de este, los efectos negativos derivados del mismo también lo han hecho. Niveles alarmantes de contaminación atmosférica, niveles de ruido insoportables, congestión en vías públicas, aumento del espacio destinado a los vehículos en detrimento de los peatones y ciclistas, etc. Pese a que en ciudades medias y grandes muchas personas se desplazan a pie, en transporte público o en bicicleta, todas ellas aún siguen necesitando en alguna ocasión el coche propio para determinado desplazamiento, y este «nicho» es el que vienen a cubrir los sistemas de carsharing.

El carsharing ofrece distintos beneficios. A los propios usuarios que ven como reducen los costes asociados a tener en propiedad un vehículo, a la comunidad porque reduce el número de viajes y la congestión de las calles, a los núcleos urbanos que les posibilita el aumento de los espacios públicos al reducir el destinado a las carreteras y coches, y finalmente, en general, beneficia a todos por la reducción de las emisiones contaminantes y el ruido. Al utilizar vehículos más eficientes energéticamente, el carsharing sirve como ejemplarizante, introduciendo en la ciudad una movilidad alternativa que llega a los usuarios finales.