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Con más de 160 años desde su invención, el vehículo eléctrico es uno de los primeros automóviles desarrollados por el hombre. Hoy en día se entiende por vehículo eléctrico aquellos que están propulsados total o parcialmente por energía eléctrica almacenada en baterías, siendo estas recargadas en la red eléctrica. Pero una definición más completa sería:

«Un vehículo eléctrico es un vehículo de combustible alternativo impulsado por uno o más motores eléctricos. La tracción puede ser proporcionada por ruedas o hélices impulsadas por motores rotativos, o en otros casos utiliza otro tipo de motores no rotativos, como los motores lineales, los motores inerciales, o aplicaciones del magnetismo como fuente de propulsión, como es el caso de los trenes de levitación magnética.»

Como vemos, el concepto de vehículo eléctrico es amplio, y abarca mucho más que a los automóviles. Tras estas definiciones podremos afirmar que los BEV (Battery Electric Vehicle) o 100% eléctrico, los PHEV (Plug-in Hybrid Electric Vehicle) o híbrido enchufable y los EREV (Extender Range Electric Vehicle) o eléctrico con extensor de autonomia, son el grupo tipologias que conforman al vehículo eléctrico. Por lo tanto, podemos decir que un híbrido «normal» tipo Toyota Prius no es un coche eléctrico por más que monte un pequeño motor eléctrico para servir como apoyo.

Tras dominar a los vehículos con motores de combustión interna a finales del Siglo XIX y principios del XX, y tras varios intentos de volver a la calle, hoy en día estamos ante el tercer intento serio de volver a ver vehículos eléctricos con cierta normalidad en nuestras carreteras. El coche eléctrico es una realidad, y un negocio rentable para marcas como Nissan o Tesla, y pronto lo será para más marcas.

Cada vez que pensamos en la escasez y disponibilidad del petróleo, en sus subidas de precio, nos acordamos de la opción de poder tener un coche cuya energía necesaria para moverse se consigue mediante un simple enchufe. Hemos tenido que esperar a que aumentaran descontroladamente los precios del barril para que de unos años a esta parte el coche eléctrico esté más presente en nuestras vidas. Pero además de verse espoleado por ser una alternativa más económica, la Administración, distintos gestores y la empresa privada, se han dado cuenta de lo beneficioso que puede llegar a ser para la sociedad en su conjunto.

Reducen la contaminación, permiten un mayor aprovechamiento de los recursos energéticos (especialmente si la recarga se produce de noche), reducen la dependencia energética de combustibles de origen fósil, eliminan la contaminación acústica, proporcionan una gran fiabilidad mecánica, etc.

Por todo esto el vehículo eléctrico representa una gran oportunidad para mejorar el creciente problema de la movilidad urbana, cumplir con los objetivos de sostenibilidad que marcan las directrices europeas, crear una industria basada en nuevos negocios, mejorar la gestión de la demanda energética y disminuir la dependencia del petróleo.